Memoria visual

Estimulación Cognitiva

Memoria visual

Respuesta: D.

Respuesta: La respuesta correcta es la “A”.

Al resolver este ejercicio entrenaste las siguientes habilidades cognitivas:

La Flexibilidad Cognitiva o Flexibilidad Mental se puede definir como la capacidad que tiene nuestro cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento a situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas. En otras palabras, la flexibilidad cognitiva es la capacidad de darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no funciona, o ha dejado de funcionar y, por tanto, debemos reajustar nuestra conducta, pensamiento y opiniones para adaptarnos al entorno y a las nuevas situaciones.

La capacidad de cambio, o “mental shifting” en inglés, es el principal componente de la flexibilidad cognitiva. Tanto es así, que a menudo son tratados como un mismo concepto. No obstante, la flexibilidad cognitiva se refiere a la capacidad de adaptarnos al cambio, mientras que el “mental shifting” se refiere al proceso por el cual nos adaptamos a dicho cambio.

La flexibilidad cognitiva tiene un papel relevante en el aprendizaje y capacidad de resolución de problemas complejos. Nos permite seleccionar la estrategia que debemos llevar a cabo para adaptarnos a las diferentes situaciones con las que nos vamos encontrando. Nos ayuda a captar la información del ambiente y responder de forma flexible, ajustando nuestra conducta a los cambios y exigencias de la situación.

La Percepción espacial es la capacidad que tiene el ser humano de ser consciente de su relación con el entorno en el espacio que nos rodea y de nosotros mismos. La percepción espacial está formada por dos procesos:

Cuando hablamos de percepción espacial, normalmente se entiende por “espacio” aquello que nos rodea: objetos, elementos, personas, etc. No obstante, el espacio también constituye parte de nuestro pensamiento, ya que es ahí donde reunimos todos los datos de nuestra experiencia vivida.

Una buena percepción espacial nos permite comprender la disposición de nuestro entorno y nuestra relación con él. La percepción espacial también consiste en comprender la relación de los objetos cuando existe un cambio de posición en el espacio. Nos ayuda a pensar en dos y tres dimensiones, lo que nos permite visualizar los objetos desde distintos ángulos y reconocerlos independientemente de la perspectiva desde la que la veamos.

Para llevar a cabo una buena información sobre las propiedades del entorno, el ser humano usa dos sistemas.

Las características más destacadas de esta habilidad cognitiva es que permite la capacidad de percibir el entorno a partir de tamaños, formas, distancias, etc. Gracias a ella podemos reproducir mentalmente los objetos, tanto en 2D como en 3D y permite poder anticiparnos a los cambios que existan en el espacio.

La inhibición o control inhibitorio podría definirse como la capacidad del ser humano para inhibir o controlar las respuestas impulsivas (o automáticas), y generar respuestas mediadas por la atención y el razonamiento. Esta habilidad cognitiva forma parte de las Funciones Ejecutivas y contribuye a la anticipación, planificación y al establecimiento de metas. La inhibición o control inhibitorio pone freno al comportamiento y detiene las reacciones automáticas inapropiadas, cambiándolas por una respuesta más razonada y más adaptada a la situación.

El Dr. Russell Barkley propuso un modelo de autoregulación del comportamiento donde el control inhibitorio era la base para buen funcionamiento del resto de funciones ejecutivas del cerebro. El control inhibitorio es básico para la flexibilidad mental, el control de la impulsividad o de las interferencias, la memoria de trabajo, y la regulación del afecto y de las emociones, etc. Un déficit en la capacidad de inhibición es el problema principal de trastornos como el TDAH. El déficit de inhibición se puede manifestar en tres niveles diferentes:

Las estructuras frontales del cerebro son las últimas que terminan de madurar durante nuestro desarrollo, por esto es común ver cómo los niños más pequeños tienen dificultades para controlar su propia conducta y no manejan bien los imprevistos. Les cuesta inhibir las actividades iniciadas. Conforme vamos creciendo, si no sufrimos disfunciones específicas, nuestra capacidad inhibitoria va incrementando hasta desarrollarse completamente.

La inhibición es una de las funciones cognitivas que más utilizamos en nuestro día a día. Es la forma que tiene nuestro cerebro de corregir cualquier tipo de conducta. Gracias a la inhibición callamos algo que pensamos que es mejor no decir, conseguimos mantenernos sentados en la silla atendiendo en clase, estudiando en casa o trabajando en la oficina a pesar de las ganas que tengamos de levantarnos, o conseguimos corregir la trayectoria que tomamos con el coche porque otro vehículo se ha metido en nuestro carril sin previo aviso. Nos permite reaccionar ante situaciones imprevistas o de riesgo y adaptarnos a ella. De este modo, una buena inhibición puede favorecer mejores comportamientos y notas en ámbitos académicos, más eficiencia en el trabajo, mayor seguridad vial y unas mejores relaciones personales.

La memoria visual a corto plazo (MVCP) se define como la capacidad para retener una pequeña cantidad de información visual (letras, figuras, colores…) durante un periodo de tiempo corto. Este tipo de memoria forma parte de la memoria a corto plazo (MCP). La información retenida por la memoria visual a corto plazo puede ser elaborada por la memoria de trabajo, puede pasar a formar parte de la memoria a largo plazo, o simplemente ser olvidada.

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Estimulación Cognitiva para Adultos